Nuestro planeta necesita mujeres empoderadas hoy más que nunca porque no podemos perder a la mitad del potencial humano frente a los tantos desafíos que enfrentamos. El cambio climático, la injusticia social y política, el uso político de la religión, las constantes guerras y conflictos sociales, la destrucción de nuestros bienes naturales, la concentración de la riqueza y el poder en cada vez menos manos masculinas así como la violencia generalizada, especialmente contra las dadoras de vida son desafíos que requieren de todas nosotras.
Si queremos un mundo diferente, necesitamos de otros valores que contrarresten estos temas. No podemos seguir llamando “desarrollo” a la acumulación de cosas y tecnologías mientras descuidamos a los y las niñas, enfermas/os y viejos/os. Necesitamos valorar el trabajo de cuido que por milenios ha estado en manos femeninas. Necesitamos revalorar la reproducción de la vida por sobre la producción de cosas. Necesitamos vincular nuestra pasión por la justicia y la igualdad con el cuidar y nutrir la vida para que podamos participar en la acción sostenida y llena de esperanza que significa ser feminista.