
Autora/o: Yadira Calvo Fajardo
Comentario: Se analiza la realidad de las mujeres privadas de libertad en ocho países de la región latinoamericana y caribeña. Se quiere comprobar si los estereotipos y prejuicios que pululan en la doctrina criminológica y en los medios de comunicación, afectan a las mujeres que son criminalizadas.
Revela como las mujeres que trabajan también tuera de sus casas sufren la doble o triple jornada laboral, las privadas de libertad son doble o triplemente castigadas. Las castigan las cortes, enviándolas a prisión, pero también las castigan sus compañeros y familias, la iglesia y su propia culpa. A contrario de lo que piensan muchos criminólogos y penalistas en cuanto a que las mujeres reciben un trato más suave o caballeroso, cuando a una mujer que ha robado le dan la misma pena que a un hombre que ha cometido el mismísimo delito, esa mujer termina cumpliendo una pena más dura. Sufre la pérdida o la encarcelación de sus hijos, sufre el abandono de su compañero, quien generalmente le da la espalda paco tiempo después de que es encarcelada, sufre hostigamiento sexual, hasta violaciones desde que es arrestada hasta que sale libre, y también tiene que sufrir unas reglas absurdas dentro de la prisión, que la obligan a comportarse según lo manda el patriarcado: debe maquillarse, peinarse, limpiar su celda, en fin, actuar, vestirse y sentir «en femenino». Al salir, lo más que ha aprendido es más sumisión. Esto le deja sólo dos opciones: debe rebelarse, a bajar la cabeza. Ser puta o mala bruja, o ser madre santa y mártir. Nunca persona.
Publicado por: Programa Mujer, Justicia y Género del ILANUD
Año: 1996
No Pág. 147 pp.